El otro día comía con un cliente mientras charlábamos de nuestras cosas,
y en un momento determinado me dijo: hay que ver lo que cansa tener
que estar siempre empujando al equipo para conseguir que se hagan las
cosas.
Fue una frase que se me quedó insertada al bies, apareciendo en mi consciente
de forma intermitente.
Y finalmente descubrí por qué me impactó: resumía toda una filosofía sobre el arte de gestionar equipos.