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FOCUS MIRANDO AL FUTURO MEET IN VERANO 2020
a la normalidad con toda la rapidez posible, pero también
con prudencia. Falta mucho camino por recorrer.
La lección fundamental que podemos aprender de ellos
es el empleo de la tecnología y la colaboración público-
privada. Ha ocurrido con grandes consorcios del país,
como Alibaba o Tencent, la empresa madre de WeChat,
entre otras muchas, que trabajaron estrechamente con el
Gobierno. Por ejemplo, para desarrollar la aplicación del
pasaporte sanitario con los códigos de color, que ha dado
muy buenos resultados.
¿Qué hábitos relativos a la movilidad permanecerán
cuando pase la crisis?
Dependerá mucho de la evolución. Cuando en China
apenas había ya casos, el cierre de fronteras se mantuvo
de forma drástica. Lo que parece claro es que el uso de
mascarillas será obligatorio. Desde luego, habrá más
cuarentenas si se producen nuevos brotes. Con la aparición
de nuevos casos se están dividiendo algunas zonas por
nivel de riesgo. De la misma forma que las personas tienen
su color con la aplicación del pasaporte sanitario, ciertas
zonas también. Los protocolos de cuarentena para los
extranjeros complican enormemente los viajes de negocios.
Hay muchos controles en todos los sentidos, desde las
tomas de temperaturas, hasta las mamparas de metacrilato
por todos los lados, la desinfección continua o los test
previos al viaje para acceder a los aeropuertos.
Todas las soluciones son incómodas, son caras y a veces
difíciles de implantar, pero no queda otra hasta que haya
una vacuna o un tratamiento realmente efectivo. Lo que
sí es cierto es que en algún momento llegará la cura y que
todas estas adaptaciones que estamos realizando para vivir
en la llamada «nueva normalidad» volverán a cambiar,
es decir, cuando todo esté controlado. Puede que haya
otra pandemia dentro de dos años, o de diez o de treinta.
Veremos.
¿Cuáles son las diferencias que marcan el modelo social y
político en China en comparación con el nuestro?
Hay muchas diferencias. Todos los países, ante una
emergencia sanitaria o económica, son proclives a
centralizar el poder, que es justamente lo que criticamos
del modelo chino. De hecho, en los primeros momentos
de la pandemia la decisión de poner a millones de
personas en cuarentena se recibió como una muestra más
de su autoritarismo, cuando luego todos han hecho lo
mismo. China es una sociedad mucho más colectivista y
defensora de su patria, con un poder central más fuerte.
Las decisiones se implantan rápidamente gracias a su gran
capilaridad. La sociedad en sí es mucho más obediente. No
es que yo deenda el modelo chino, pero en este caso es un
hecho su capacidad de respuesta, para bien o para mal.
En el modelo occidental, con el contrapeso de poderes,
a veces ocurre que cada uno hace la batalla por su lado.
China ha funcionado muy bien a nivel productivo en
los últimos años. Cuando se critica la falta de libertad,
que es cierta, a veces no se tiene en cuenta que la propia