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MEET IN VERANO 2020 SICILIA EXPERIENCE
Sicilia
La isla
delarte
Sicilia presume de un
extraordinario y heterogéneo
pasado que bebe de las culturas
fenicia, griega, romana, árabe,
normanda y española, esta
última durante casi cinco siglos,
contando su época aragonesa
y la posterior borbónica. Buen
ejemplo de este crisol es Palermo,
la capital, con una riqueza
arquitectónica verdaderamente
envidiable. Sus alrededores,
el norte y el este de la isla
ofrecen también una excelente
oportunidad para contemplar
ruinas milenarias y algunos de los
burgos más bellos de Italia.
TEXTO Y FOTOS JAVIER CARRIÓN
E
l destino está de actualidad por su ambiciosa
estrategia de promoción turística para hacer
frente al parón turístico ocasionado por la
crisis del coronavirus. Su propuesta es abonar
a los visitantes la mitad del vuelo de ida y vuelta, así como
una de cada tres noches de alojamiento reservadas. Las
fronteras italianas están abiertas desde principios de junio.
La ocasión es muy propia, a pesar de las circunstancias.
El punto de llegada habitual es Palermo, con su aire
decadente, pero no exento de esplendor. La capital surge
en el norte de Sicilia asentada en un encantador anteatro
natural rodeado de colinas que abrazan a este antiguo
enclave árabe y sede de un reino normando, donde los
visitantes de hoy aprecian una energía descomunal, lejos de
la masicación que caracteriza a otros destinos italianos.
La Capilla Palatina es para casi todos los turistas la
joya artística de la capital de la isla, mientras que sus
vecinos aprecian esta capilla por ser la elegida por la
mayoría de los jóvenes palermitanos a la hora de casarse.
A nadie le puede extrañar viendo el interior de esta capilla
que mandó construir el rey normando Roger II tras ser
coronado en. Desde el punto de vista arquitectónico, el
templo representa el encuentro entre culturas y religiones
diferentes, pues en ella trabajaron artesanos bizantinos,
islámicos y latinos.
La iglesia, dedicada a san Pedro Apóstol, impacta por
el número de mosaicos dorados que la adornan. Desde la
cúpula, donde manda la imagen del Cristo Pantocrátor,
hasta las naves laterales, que narran los momentos más
importantes de la vida de san Pedro y san Pablo, o el ábside
principal, en cuya pared brillan los mosaicos más antiguos
del templo, con episodios del Evangelio. También hay
que alzar la mirada hacia el techo del edicio, de origen
musulmán, construido completamente de madera. Todos
esos detalles y muchos otros aconsejan una visita sosegada.
El paseo por el casco viejo de Palermo conduce
irremediablemente hacia sus calles y plazas, adornadas
por sus increíbles fuentes. Como la de la Piazza Pretoria,